domingo, 15 de mayo de 2011

Cristina marca la cancha

Si algo viene mostrando con claridad la Presi, es que además de ser un cuadro político singular, posee rapidez de reflejos para comprender los acontecimientos que semana a semana tienen lugar en un país complejo como la Argentina. Sabíamos, tanto propios como ajenos, que Néstor fue un verdadero 'animal político' capaz de olfatear los avatares del poder y la política en cuanto se presentaban, y proceder en consecuencia. Pero ahora es claro que Cristina, aunque haya crecido a partir de su dolor personal, también poseía ese don. Ya lo mostró con posterioridad a la debacle post '125', cuando saltando hacia adelante, enfrentó al temible poder de los medios concentrados y lo va arrinconando. 

En el discurso del jueves pasado en José C. Paz, Cristina mostró que puede marcar la cancha incluso a aliados imprescindibles (texto completo en http://bit.ly/bX9HVi). Fue un gesto de autoridad al tiempo que mantiene el tono didáctico y esclarecedor de sus últimas intervenciones. Interpreta a la sociedad en sus humores cambiantes y muestra que no vacila en decir lo que muchos críticos del gobierno dicen, cuando resulta razonable decirlo. No se trata de condenar la protesta y el paro en sí mismos, por cuestiones mayoritariamente ideológicas como ocurre con la mayor parte del universo opositor; se trata de alertar sobre el peligro que representa para el éxito final de este Proyecto -que ya viene siéndolo-, una acción directa sin límites como forma de protesta social. Como señala M. Granovsky (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-168212-2011-05-15.html), Cristina no se dirige a los Qom que cortan la 9 de Julio, comunidad sufrida y postergada con demandas legítimas, capaz de dialogar y de levantar sus medidas en cuanto fueron atendidos por Florencio Randazzo; se dirige en particular a los gremios aeronáuticos que paralizan la línea de bandera con argumentos 'sofisticados', a los petroleros de Santa Cruz y a los camioneros que transportan combustible; y también a los empresarios con altas rentabilidades que se niegan a compartir parte de sus ganancias. A gremios que provocan desabastecimiento de combustible cuando la soja requiere más gasoil y el parque automotor aumenta en forma espectacular, cuando la campaña de Capital se dará en pleno invierno y a las petroleras no les entusiasma vender sino almacenar ya que el crudo viene aumentando.

Es lógica, y en buena hora, la puja distributiva dado que hay crecimiento y más riqueza para repartir. Pero ello no se puede hacer a costa del objetivo estratégico: consolidar el modelo de crecimiento; que no es otro que el triunfo contundente de Cristina en Octubre, tanto en la elección presidencial como en la legislativa. Como bien lo ha dicho Aldo Ferrer, la inflación no representa un peligro si se sale adelante con el Acuerdo Social; si empresarios y trabajadores debaten en un marco racional que no descuide a los más postergados -los informales, los desocupados- en función de intereses de las empresas o de los sectores que mejor están entre los trabajadores, como los camioneros o los petroleros. En esta Argentina increíble, todo está en discusión. Ahora, hasta un modo de hacer sindicalismo caro a muchos dirigentes peronistas; varios del arco Duhaldista o Denarvaista, pero también de los que gritan 'Cristina 2011' y luego, sin pudor, hacen paro con escasa o nula justificación (se recomienda leer la excelente nota del periodista Alberto Daneri publicada en Tiempo Argentino: La meditación de la estadista). ¿Estaremos, al fin, madurando como sociedad?

Pipo