sábado, 5 de marzo de 2011

De todo un poco...

   Y sí, de a poquito el blog crece... Jóven aún, ya tiene a la fecha 7 seguidores. Claro que los cumpas del MUP son muchos más pero, muchachos, comprendan. Muchos ya eran militantes en los ´70; son varios los que me dicen que no saben como ingresar como seguidor. Ni hablar de postear comentarios!
   Y para suscitar algunos comentarios, voy a ser algo audaz con este posteo, y jugarme con algunas opiniones por completo bajo mi responsabilidad. Ahí va.
   Estamos en un año electoral (chocolate por la noticia!). Si, pero no cualquier año electoral. Se trata de un año en el que, desde la recuperación de la democracia en el '83, se juega como nunca la posibilidad de que nuestra democracia -democracia torpe, condicionada por las 'corpos de todo tipo- se profundice ganando en tamaño y calidad o se retraiga hacia épocas ya sufridas por los argentinos. Con una mano en el corazón, pregunto: ¿cuándo, como desde el 2003 a la fecha, se debatieron tantos temas importantísimos, esenciales, para la salud democrática? Por ej., el papel que los medios concentrados juegan en el devenir político, el orígen cómplice y espúreo del rápido crecimiento de algunos de ellos, los dominantes. Por ej., las complicidades civiles con el terrorismo de estado. Por ej., la distribución de la renta; o el papel nefasto de los organismos financieros internacionales en el diseño de las políticas macroeconómicas... y así siguiendo. Por supuesto, poner estos y otros temas (el último, hasta el papel político de personajes ilustres como el Premio Nobel Vargas Llosa!) en discusión, no significa que estén ni resueltos ni que el oficialismo (el kirchnerismo si prefieren) tenga la solución justa en su mano para cada uno de ellos. Lo que quiero destacar, es que resulta tremendamente enriquecedor para la democracia que estos y otros temas se debatan con absoluta libertad. Libertad de expresión que es hoy, en Argentina, considerada por la organización internacional Reporteros sin Fronteras, no menor a la de los EE. UU. y Canadá entre otros.
   Es posible que esta dicotomía lleve a pensar en la muletilla 'nosotros o el caos', la cual siempre -y con razón- resulta odiosa amén de falsa. No pretendo afirmar que existan sólo sombras fuera del kirchnerismo; no sólo hay personas y proyectos positivos para el país fuera del universo K, sino que también existen sombras dentro del mismo. Ejemplos de lo primero son los varios temas acordados respecto a la ley de medios, el matrimonio igualitario y otros en los que el kirchnerismo y parte de la oposición han coincidido; sino también que el tema de la mejora global de los ferrocarriles parece más firme en Proyecto Sur -hecha la salvedad que siempre es más fácil lanzar buenos proyectos que afectan grandes intereses desde la oposición que realizarlos desde el gobierno- que en las iniciativas del oficialismo. Y en cuanto a las sombras del kirchnerismo, está el caso de la, tal vez necesaria, unidad con los 'barones' del PJ del conurbano para restarle influencia a Duhalde, o el tema de la minería a cielo abierto, que tiene como aliados a gobernadores 'amigos' del gobierno. Dicho lo cual, lo que afirmo es que nadie que posea hoy la capacidad de reunir los votos suficientes para llegar al sillón presidencial (término que me gusta más que el del 'sillón de Rivadavia', personaje nefasto que pareciera que lo presta), asegura como Cristina Fernández la posibilidad de continuar cambios positivos para la Argentina. ¿O alguien puede pensar que Sanz, Cobos, Alfonsín, Duhalde, De Narvaez o Macri está dispuesto a presentar alguna resistencia seria a las corpos económicas o mediáticas?...
Por supuesto, el kirchnerismo amén de un factor revulsivo de la política argentina (razón a mi entender que explica en buena parte el odio que varios le profesan), es una construcción. Está la afirmación de lo nacional y popular, del modelo productivista-industrial con mayor inclusión social, el compromiso con los DD. HH. y la Memoria como construcción de la identidad nacional, la integración política y económica a nivel regional, la asistencia humanitaria y pacífica a los focos de conflicto en el mundo. Son las grandes líneas, el plan maestro. Hay que pensar en la concreción de propuestas inteligentes y viables, en el desarrollo y la perfección del modelo hasta que no haya un argentino con hambre o sin derechos, cuando será entonces realidad que la enorme mayoría de los argentinos no considere otra cosa que una locura la demolición de lo hecho. Para pensarlo. Queda como ejercicio. Buenas noches.
Pipo